redactorjosé lópez



jueves, 15 de abril de 2010

Con la banda roja en Núñez

Carlitos Pedro Trod ingresó con cuatro años al Departamento Cadetes de Ríver Plate donde los niños definen su orientación deportiva mediante distintos trabajos. Allí los profesores van evaluando las afinidades con una determinada actividad para derivarlos después a la disciplina correspondiente.
Por sus inclinaciones naturales el hijo del “Profe” Carlos Trod llegó a la escuelita de fútbol donde hoy aprende con alrededor de quinientos pequeños jugadores de la categoría 2001. La colonia tiene dos turnos de martes a viernes y compiten los domingos en Vicente López en la cancha del Club Vilos. Fernando Más, hijo del legendario “Pinino” es el Profesor a cargo junto a otros nombres conocidos de la entidad porteña. Al margen de estar en la escuela Carlitos trabaja con los pre - infantiles, la categoría previa a entrar a infantiles de AFA que practican en Villa Martelli. Sus condiciones - explicadas por su padre - son adaptables al fútbol actual, dinámico, “metedor”, de ir y no entregarse, obediente, disciplinado y respetuoso con los profesores. En diciembre hicieron el acto final de la escuela en el Estadio Monumental, que fue una experiencia fuera de lo común para estos chicos que aunque no comprendan del todo una emoción semejante, adivinan lo que significa tal cosa. “Cuando sea grande quiero ser dentista y jugador de - dijo Carlitos esbozando una sonrisa inocente, ante su realidad de principiante en un deporte que tanta pasión moviliza en cada ciudad o pueblo de nuestro país. El 8 de marzo cumple 9 años, ha pasado de grado en la escuela y compatibiliza con esmero su educación y afición deportiva como es lógico. Dijo con soltura y lo confirmó con su expresiva mirada, que le gusta entrar a una cancha y que su figura referente es Diego Buonanotte. El puesto que ocupa es el de puntero derecho pegado a la línea de cal. Le gusta patear al arco, meterse en diagonal al área rival y sueña con ganarle a Boca con la camiseta de su “cuna futbolera”. Con el número siete en la espalda el chiquito se ilusiona y sueña despierto, derecho que la vida le da y que está forjando munido de su entusiasmo y un par de “botines”. (JL)


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