redactorjosé lópez



jueves, 17 de febrero de 2011

Ronaldo, Barrientos, Giovanni Moreno

Es una pena que los pibes que miran este tipo de comentarios en pantallas muy concurridas, queden con la cabeza como “masilla”. Los verdugueos futboleros están revueltos y metidos en la misma bolsa como maleta de loco. No voy a decir que he sido seguidor de Ronaldo, pero si algo me molestó siempre, fue el tratamiento cuasi perverso que dieron a su persona, los parlanchines que tienen micrófono abierto y horas de malgastada pantalla. En una época lo maltrataban por sus dientes, y después, cuando sus goles decayeron, le dieron con munición gruesa por los kilos que supuestamente lo acosaban. En su despedida a los botines, el brasileño explicó el por qué de su retiro, “no aguantaba más los dolores”, dijo, y todo lo producía una enfermedad que le fue tratada desaprensivamente a riesgo de su vida. “Algunos de los que están acá tendrían que pedir perdón por lo que dijeron”, sentenció también el crack delante de los “preguntadores”, dejando una semilla ácida en los cerebros de sus ejecutores que nunca germinará, por que el negocio exige tales condiciones. Suelo preguntarme si esa forma de tratar los temas deportivos son enseñados a los que estudiaron la profesión periodística que ha sido y es honrada aún por quienes no venden “estofados podridos”, gente que en otros tiempos, y hablo de respetables periodistas, daba gusto escuchar y lamentablemente ya no están, ayer Ricardo Arias, por ejemplo, y en estos días Víctor Hugo Morales. Hoy hay que ganar pantalla, centímetros de diario, minutos radiales, hacer dinero a lo que salga y no importa de qué manera. Barrientos, el cinco de All Boys que tuvo la mala suerte de cruzarse en la corrida de Giovanni Moreno de Racing, donde podría ser que de casualidad el delantero tuviera su lesión, ahora arrastra una amenaza de muerte para sus hijos. ¿No dicen que el fútbol es un deporte de contacto, cuánta tinta y palabrerío hubo sobre los marcadores recios, que dejaban pasar la pelota y no al portador, y si este zafaba, salía con las medias deshilachadas? Al parecer pocos lo recordamos. Los desprevenidos “escuchantes” somos víctimas del pregón malicioso de los soberbios protagonistas de los medios, donde ellos son las estrellas y no los que transpiran en la cancha. Las primicias escandalosas o falseadas se buscan desesperadamente y no importa quienes caigan, pero siempre tienen que ser los que están enfrente. Ojala que estas bolas de mugre intelectual no sigan rodando, por los chicos que miran esos programas enganchados lamentablemente por algo más que lo deportivo. Y aunque esta intención sea una botella al mar, dicho está y que Dios se apiade. (El Buchón)

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